Los templos helénicos, como había sucedido muchos siglos
antes con los de Mesopotámia y Egipto, fueron los primeros lugares
de la Grecia clásica en los que resulto preciso desarrollar una
técnica contable. Cada templo importante en efecto, poseía un
tesoro alimentado con los obolos de los fieles o de los estados,
donaciones que era preciso anotar escrupulosamente. Los tesoros de
los templos no solían estar inmovilizados y se empleaban con
frecuencia en operaciones de prestamos al estado o a particulares.
Puede afirmarse así que los primeros bancos Griegos fueron algunos
templos. Quizás el lugar donde los arqueólogos han encontrado mas
abundante y minuciosa documentación contable lo constituye el
santuario de Delfos donde se han recuperados cientos de placas de
mármol que detallan las ofrendas de los fieles, así como las
cuentas de reconstrucción del templo en el siglo IV antes de J.C.
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